martes, 18 de octubre de 2011

EL HABLAR Y ESCUCHAR

EL HABLAR Y ESCUCHAR


                                                                                                                          Ofelia Muñoz Vargas
                                                              Lo que saben los científicos

Los científicos han descubierto que el período más crítico para que el cerebro establezca las conexiones necesarias para el lenguaje es durante los primeros tres años de vida. Entre más palabras escuchen sus hijos, más palabras comprenderán y aprenderán. Además, es probable que aquellos niños que al cumplir cinco años saben y usan muchas palabras se conviertan en buenos lectores.

Qué clase de conversación cuenta
Los niños adquieren el lenguaje con las personas que les hablan y les escuchan, no con la televisión. Lo que cuenta es hablarles bastante. Díganles en voz alta lo que estén haciendo y utilicen diferentes palabras para decir lo mismo. Por ejemplo: “¡Mira, qué perro tan grande, es enorme, es gigantesco!”. Tengan en cuenta que decirles: “No toques eso” y “No hagas eso”, no le enseña tanto a un niño como una buena conversación. En lugar de ello traten de ser positivos y de usar muchas palabras. Por ejemplo: “Vamos a buscar con que jugar. Podemos jugar con esta pelota roja. Yo la hago rodar y luego tú me la devuelves”.
En algunas familias, los padres o los parientes hablan dos idiomas distintos y los padres se preguntan cual de ellos deben usar con sus hijos. En la investigación en este campo se ha concluido que los miembros de la familia deben hablarle a sus pequeños en el idioma que hablen mejor, pues los niños necesitan escuchar un lenguaje claro. Además, los pequeños que escuchan dos idiomas desde su nacimiento pueden adquirir ambos idiomas a la vez.
La conversación con los bebés
Muchos padres emplean una forma especial para hablarles a sus pequeños. Por ejemplo, al usar un lenguaje sencillo, recurren a la expresión del rostro y modifican la voz, hablando en ocasiones muy lentamente y como cantando. Observen cómo sus pequeños les prestan atención al ustedes hablarles con una voz afectada.
Al hablarle a sus bebés (incluso con voz afectada) ustedes los inician en la dinámica de hablar y escuchar. Aunque inicialmente ellos no comprendan lo que se les dice, en sus cerebros se están fortaleciendo las conexiones necesarias para el lenguaje. Observen como los miran los niños cuando ustedes les hablan. Al hablarles, acérquense para que ellos puedan verles los labios. Cuando ellos produzcan sonidos y balbuceen, demuéstrenles su emoción. De esta forma los animarán a hablar más. Jueguen juntos, por ejemplo, a desaparecer y aparecer (“peek-a-boo”), ya que con esta clase de juego se les enseña la dinámica de turnarse que equivale a hablar con los demás. Háblenles durante el día a medida que los alimenten, los bañen, o les cambien el pañal, y háblenles sobre lo que ustedes estén haciendo: “Ahora vamos a ponerte la camiseta roja”, o “Vamos a lavarte las manos”. Mantengan presente que lo que conecta el cerebro infantil para el lenguaje es escuchar los sonidos, incluso mucho antes de que los pequeños puedan comprender lo que significan las palabras.

La conversación con los niños pequeños
Para hablar con los pequeños no se requiere tener un extenso vocabulario, ya que todas las palabras les son totalmente nuevas. Ellos aprenderán nuevas palabras a medida que ustedes les cuenten historias, les lean y jueguen con ellos. Además a los pequeños les fascina repetir palabras, una y otra vez.
Por lo regular, los niños comienzan a hablar en frases de una o dos palabras como “pelota” o “carrito mío”. Ustedes pueden ayudarles ofreciéndoles las palabras que necesitan. “¡Mira qué pelota tan bonita!, o ¿Quieres jugar con tu carro? Aquí tienes. Vamos a hacerlo rodar”.
Cuando sus pequeños estén tratando de expresar sus emociones ofrézcanles las palabras que necesitan. Si se disgustan, déjenles saber que ustedes los comprenden, incluso cuando no puedan hacer lo que quieren. Por ejemplo, díganles: “Sé que estás disgustado porque querías subirte otra vez en el carrusel, pero ya es hora de irnos. No te preocupes, que podemos regresar mañana”. Al hacer esto, ustedes le están ofreciendo a sus pequeños las destrezas necesarias para manejar sus emociones.

La conversación con los preescolares
A medida que ustedes juegan con sus hijos lo más natural es hablarles y escucharlos. Una buena idea es usar este tiempo para describir lo que ustedes vean y formularles preguntas que los animen a responderles. Los siguientes son unos cuantos ejemplos:
                        “Mira todas las semillas que hay junto al árbol. ¿Quieres que las recojamos? ¿En qué podemos guardarlas?”
                        “Ya casi regresa tu hermanita de la escuela. ¿A dónde quieres que la esperemos?”
                        “Hiciste muchos dibujos hoy. Cuéntame algo sobre ellos”.
A los preescolares les fascina jugar con las palabras y hacer rimas. Enséñenles algunas rimas infantiles o dichos graciosos. Los niños que pueden jugar con el lenguaje desarrollan las destrezas necesarias para aprender a leer. A continuación les presentamos algunas sugerencias:

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