sábado, 22 de octubre de 2011

MAESTRO CON VALORES Y PRINCIPIOS UN VERDADERO LIDER

                                                                                                                       Ofelia Muñoz Vargas

Perú necesita con urgencia Maestros Líderes que conviertan sus escuelas en centros de formación de los líderes que nuestro país requiere para salir de la crisis en la que se encuentra. Los Maestros Líderes que necesitamos deben poseer ciertas cualidades y valores, deben desarrollar sus capacidades para forjar nuevos líderes.

Esta publicación tiene el propósito de proponer algunas cualidades y valores que debe cultivar todo Maestro Líder.
1.  Líderes  con  visión  de  futuro
¿Qué es un líder?  Sara Meléndez, escritora norteamericana de renombre, contesta: “Los líderes suelen ser personas de visión, comunicadores eficaces, eficaces en la toma de decisiones e inteligentes. Respetan y valoran a los individuos y su dignidad, están comprometidos con el servicio y con la obediencia hasta lo que no puede hacerse cumplir, son completamente sinceros e íntegros, son amables y a menudo se consideran a sí mismos maestros”.
La cualidad más importante y la que define a un líder es su visión de futuro, es decir, su capacidad de ver a través de la niebla, de despejar el velo de obscuridad, incertidumbre y desesperación que nos cubre y proyectar a través de ella un haz de luz que nos permita reconocer el objetivo que queremos lograr y el camino que nos conduzca a alcanzarlo.
Maestro líder es aquel docente o aquella docente que ve las capacidades y los talentos que posee cada uno de sus alumnos y alumnas y que puede contribuir a desarrollar creando las condiciones de aprendizaje apropiadas.
Es decir no sólo desarrolla una visión de futuro, sino que también aplica estrategias que permiten que sus estudiantes desarrollen esta visión. El verdadero líder no es sólo el que conduce acertadamente, sino y sobre todo, aquel que se compromete con la formación de nuevos líderes

2.  Imaginación   y  creatividad
La imaginación y la creatividad son dos elementos claves para desarrollar la visión de futuro de los líderes.
Una de las funciones más bellas que tiene el hombre es precisamente la imaginación, función que de pequeños tenemos muy desarrollada pero que a medida que vamos creciendo y se nos va “educando” con los procesos tradicionales, poco a poco la vamos perdiendo.
Si nuestras escuelas abrieran sus puertas a las maravillosas ideas que traen nuestros estudiantes como producto de su diario aprendizaje y de su natural curiosidad, cuánto provecho le sacaríamos.
Miguel Ángel Cornejo en su libro Liderazgo de excelencia sostiene que los adultos poseen una bajísima capacidad de imaginación en comparación con los niños y que a los 40 años un adulto sólo posee el 2% de la imaginación que poseía a los 5 años. ¿Qué pasó? Ha pasado que hemos pasado por la escuela y la escuela se encargó de cercenarnos la imaginación y la creatividad.
Recordemos. La profesora tiene programada una clase de dibujo libre para despertar en sus alumnos su creatividad e imaginación. La niña grafica la naturaleza, pinta el sol de color morado.  Se acerca la profesora y corrige: “el sol es amarillo”. Otro niño pinta el tronco de un árbol de color naranja. La profesora corrige: “el tronco es marrón”.  No se detiene a preguntar por qué el niño pintó el tronco del árbol de color naranja o cómo haría para que un árbol obtuviera ese color, o cómo podríamos cambiar el color del sol. !No!, lo que se hace es encuadrar al alumno dentro de sus paradigmas y sus limitaciones. Con esa actitud, muchos docentes matamos la imaginación, la creatividad y la posibilidad de buscar nuevas respuestas a nuevas preguntas que se plantean nuestros educandos. Eliminamos su capacidad de raciocinio para transformar su mundo.
En países desarrollados como Estados Unidos ya hay maestrías donde la primera tarea consiste en desaprender lo aprendido y donde a los estudiantes se les exige presentar proyectos de cosas aparentemente ilógicas e irrealizables y reflexionar sobre cómo hacerlas posibles.
¿Qué rol le cabe en este medio a la escuela? La escuela y el maestro tienen, en este contexto, la difícil tarea de desarrollar en sus estudiantes su capacidad creativa para enfrentar con eficacia la pobreza y la marginación. Una manera de salir de la pobreza es ayudando a ver a nuestros estudiantes su realidad y las potencialidades que ésta encierra y que pueden aprovecharse en beneficio propio y de la comunidad gracias a su imaginación y su creatividad.
3.   Humildad para aprender

El maestro líder es consciente de que no lo sabe todo y no lo puede saber todo. Es consciente de que su misión es ayudar a aprender.
El maestro que quiere despertar la imaginación, la creatividad y la visión de futuro de sus alumnos tiene que preguntar mucho y con mucha humildad a sus alumnos: cómo ven el mundo y cómo creen que puede ser mejorado.
Para convertir su aula en un auténtico centro de aprendizaje. Tiene que aprender a preguntar con sencillez y sinceridad, para saber lo que su interlocutor sabe, no como siempre hemos preguntado: para calificar, para ver en qué medida aprendió la lección.

BIBLIOGRAFÌA

( POZO Y MONEREO, 1999.11)

REVISTA INNOVANDO-DINESST-MED.FEBRERO 2003
 

viernes, 21 de octubre de 2011

LA AUTOESTIMA ES LA CLAVE DEL ÈXITO


                                                                                                  Ofelia Muñoz Vargas

        Las actividades que realizan los docentes en las instituciones educativas del nivel de educación primaria evidencian que enfatizan el desarrollo del aspecto cognitivo de los alumnos, descuidando los aspectos fundamentales que le permitan interactuar entre sí mismo y con los demás, estos son las habilidades sociales.
       La autoestima es una de las habilidades sociales, que le permite a la persona valerse por sí misma aceptándose como es, lo que le conlleva a desarrollar su proceso de interacción con los demás en el marco del respeto.
        La actual sociedad no solamente necesita de profesionales preparados con un nivel excelente, sino también, de un alto nivel de habilidades para lidiar los problemas que se le presente, con manejo adecuado de la situación problema, en base a un componente importante en la formación humana, los valores. Siendo la autoestima, aspecto fundamental en el desarrollo de actitudes favorables en el desenvolvimiento personal, implica desarrollarlo desde los primeros años de vida, lo que debe ser consolidado en la institución educativa.
       Desde la perspectiva antes descrita, surge la idea de valorar y enfatizar en el quehacer educativo la  autoestima de los estudiantes.
       La felicidad y el éxito son  reflejo de la confianza que tenemos en nosotros mismos.  Cuando la persona se siente bien consigo misma, está preparada para aceptar retos, se siente feliz  de ser quien es; una imagen positiva de uno mismo es beneficiosa en las diversas circunstancias que se presenta en el periodo de vida. Sin embargo, cuando la persona no está segura de sí misma, siente desvalorización por sus cualidades y características personales, surge el desequilibrio en su personalidad.
      desfavorables para el crecimiento  de una autoestima positiva en sus hijos.  Se les trata como si carecieran de dignidad y valor, se destruye su espíritu de espontaneidad y libertad, no se les deja el poder tomar decisiones, no se les da suficiente oportunidades para que sean responsables, temen sus sentimientos de independencia y autocontrol, y además se les obliga a obedecer la voluntad de los mayores”.
       Por su parte Ríos (2003), establece que “en lo que nos rodea, a medida que nos desarrollamos desde que somos niños, la sociedad nos enseña a poner etiquetas de lo que está bien y lo que no está, en muchos casos, sin tener en cuenta los verdaderos valores que como seres humanos debemos practicar”. Por su parte Rosenberg, citado por Espejo (2000:71), señala que “el resultado es la debilidad, el desamparo, la ausencia de dignidad; en resumen un sentimiento de insignificancia y desvalorización.”
      
     El niño con baja autoestima no cree encontrar las respuestas y soluciones  personales a sus problemas en la vida escolar, terminando desinteresándose en sus quehaceres escolares. Por lo que el niño con poca autoestima suele encontrar pocas satisfacciones en la escuela; en seguida pierde la motivación y el interés y, en cambio, emplea buena parte de sus energías en aquellas aspectos que se relacionan con los sentimientos hacia sí mismo, dedicando a las tareas escolares una atención mínima. Por lo tanto, la baja autoestima genera consecuencias negativas en los quehaceres escolares del alumno, así como también problemas emocionales que dificultan una adecuada interacción social con sus pares.
       
BIBLIOGRAFÌA:
ESPEJO L. J. (2000). Cómo mejorar la autoestima en los niños de educación primaria. Edit.  San Marcos. 1er edic. Lima Perú.
RÍOS R. A (2003). Autoestima. Disponible en: http://www.geocities.com/%20amirhali/tpdass/autoestima.htm.
Rosenberg  citado por espejo (2000.71)
      Las formas de actuar de los alumnos en las Instituciones Educativas es el reflejo de la formación que reciben en sus hogares; en consecuencia las actitudes de  baja autoestima que se observa encuentran sus causas en el hogar. Al respecto, Espejo (2000:38), señala que “es sorprendente observar, como para muchas familias, educar es sinónimo de corregir, y quizás por ello, en diferentes ocasiones presenten un cuadro de conductas, pautas, experiencias y modelos

jueves, 20 de octubre de 2011

EDUCAR PARA LA LIBERTAD Y LA AUTONOMÍA

                                                                                                                     Ofelia Muñoz  Vargas

Nuestras escuelas educan para la repetición, la memorización, la disciplina, el orden y la obediencia. Tienen que cambiar, tienen que educar en libertad y para la libertad y la autonomía. Creo que en esto la naturaleza animal ha sido más sabia que la humanidad y podemos aprender de ella.

Los pingüinos no son sólo hermosos ejemplares animales, también tienen una particularidad.  Después que mamá pingüino pone el huevo, es papá pingüino quien lo empolla hasta que nace el bebé.  Cuando éste ha nacido ambos padres se encargan de cuidarlo y alimentarlo. Cuando ya está en edad lo llevan al kinder junto con los demás pingüinitos.  Mamá y papá salen a pescar. Cada día llevan el alimento a su pequeño y se lo dan.  Cada vez más lejos del grupo y más cerca del mar. Hasta que un día, tras los padres, el pequeño se echa a la mar y aprende a pescar. Al día siguiente, papá y mamá pingüino lo dejan en libertad. La autoridad de los padres termina con la libertad de los hijos.

La escuela y la familia tienen que reaprender la sabiduría de la naturaleza y aprovecharla en beneficio de sus hijos y alumnos. La escuela y la familia tienen que ser ámbitos de seguridad, de vida y de ejercicio de la libertad. La autoridad está al servicio de la libertad.

Autoridad tiene la misma raíz que auge. Ambas provienen del griego “ugeo”, que significa “hacer crecer”.  Autoridad sería entonces “hacer crecer al otro”.  Sería entonces un poder para hacer crecer a los demás y no tendría porque ser una facultad de uno o unos cuantos. El alumno, el profesor, el padre de familia, el Director pueden ser autoridad en la medida en que ponen todos sus esfuerzos para hacer crecer a otros.

Hace unos años atrás tuvimos en el sexto grado de primaria un alumno muy especial. Era el típico hiperactivo. Su presencia era evidente y hasta molestosa para sus compañeros y profesores. Golpeaba a uno, garabateaba un cuaderno, interrumpía la clase, insultaba, etc., etc. Frecuentemente era sacado del aula y llevado al biohuerto para hacer algo productivo o regar el jardin. Varios alumnos y padres de familia me pidieron que lo expulsara. Había conversado en varias ocasiones con él y su mamá. Cierto día, el psicólogo que lo trataba en primaria lo reconoció y me comentó su caso. Había sido tratado por todos los psicólogos del Centro de Salud. Me dijo lo siguiente: “Profesor, este chico ha sido un excelente alumno de 1º a 4º de primaria. Le invito a visitar su escuela, comprobará que era el primer alumno. Pero cuando estuvo en 4º alguien le dijo que no era hijo de sus padres, que era adoptado. Desde entonces es como usted lo conoce”. Alguien le cambió el programa totalmente.

Hicimos lo posible por tratar, a través del diálogo y sus propias promesas, que cambiara de actitud. Nunca lo castigamos porque en la escuela hemos erradicado la  práctica de castigos. Creemos que si no es posible mejorar la conducta por medio de la persuasión y el diálogo es preferible que otros lo intenten. Nada tuvo resultado, los cambios eran efímeros. Algunos padres insistieron que debía ser retirado del plantel porque perjudicaba y agredía a sus hijos. La situación se agravó cuando agredió a otro compañero golpeando su cabeza contra la pared y ocasionándole una herida. Entonces, hablé con la mamá y le dije que debía llevar a su niño a otra escuela donde pudieran realizar un mejor trabajo que el que nosotros habíamos logrado.

Dos semanas después un par de niñas de su salón me pidieron que le permitiera volver. Dije que no. Al día siguiente vinieron con el Alcalde de su salón (En nuestra escuela no tenemos Policia Escolar sino Municipio Escolar. En cada Aula hay un Consejo de Aula) e insistieron en que habían conversado entre todo su salón y estaban de acuerdo en que su compañero regresara. Esta vez dije que lo pensaría. La mañana siguiente vinieron los tres anteriores acompañados de la Regidora de Derechos del Niño y el encargado de nuestro Municipio Escolar e insistieron en que repusiera a su compañero. Bien, les dije, vamos a conversar con su clase. 

Sus compañeros de aula dijeron que conocían la historia de Luis y que había sufrido mucho y querían que regresara, que se le dé una oportunidad más. Se comprometieron a ayudarlo y a soportarlo. Y así lo hicieron. Gracias a ellos este estudiante terminó su año escolar y pasó de grado.

Ese acontecimiento permitió que estos chicos (10  11 años) se convirtieran en autoridad, que hicieran crecer al director. Crecieron ellos mismos en solidaridad, responsabilidad, compromiso, libertad, autonomía y paciencia; y permitieron crecer al director. Se dieron cuenta del poder que tienen para influir en la toma de decisiones con respecto a las decisiones que afectan la vida de los alumnos..

Si queremos guiar a otros tenemos que estar dispuestos a ser guiados por quienes poseen la sabiduría. La sabiduría no es propiedad privada de profesionales, técnicos, intelectuales o del líder. La sabiduría es la síntesis de saber mirar con el corazón y la razón. El Maestro Líder tiene que hacer el esfuerzo por desarrollarla y si no la posee escuchar a quienes la tienen.

-          ¿De qué manera se favorece -o debe favorecerse- el desarrollo de la autonomía en su C.E.?
-          ¿Qué actividades y/o actitudes limitan el desarrollo de la autonomía en su C.E.?





BIBLIOGRAFÌA:


REVISTA INNOVANDO -DINESST-MED Agosto 2002.

martes, 18 de octubre de 2011

EL HABLAR Y ESCUCHAR

EL HABLAR Y ESCUCHAR


                                                                                                                          Ofelia Muñoz Vargas
                                                              Lo que saben los científicos

Los científicos han descubierto que el período más crítico para que el cerebro establezca las conexiones necesarias para el lenguaje es durante los primeros tres años de vida. Entre más palabras escuchen sus hijos, más palabras comprenderán y aprenderán. Además, es probable que aquellos niños que al cumplir cinco años saben y usan muchas palabras se conviertan en buenos lectores.

Qué clase de conversación cuenta
Los niños adquieren el lenguaje con las personas que les hablan y les escuchan, no con la televisión. Lo que cuenta es hablarles bastante. Díganles en voz alta lo que estén haciendo y utilicen diferentes palabras para decir lo mismo. Por ejemplo: “¡Mira, qué perro tan grande, es enorme, es gigantesco!”. Tengan en cuenta que decirles: “No toques eso” y “No hagas eso”, no le enseña tanto a un niño como una buena conversación. En lugar de ello traten de ser positivos y de usar muchas palabras. Por ejemplo: “Vamos a buscar con que jugar. Podemos jugar con esta pelota roja. Yo la hago rodar y luego tú me la devuelves”.
En algunas familias, los padres o los parientes hablan dos idiomas distintos y los padres se preguntan cual de ellos deben usar con sus hijos. En la investigación en este campo se ha concluido que los miembros de la familia deben hablarle a sus pequeños en el idioma que hablen mejor, pues los niños necesitan escuchar un lenguaje claro. Además, los pequeños que escuchan dos idiomas desde su nacimiento pueden adquirir ambos idiomas a la vez.
La conversación con los bebés
Muchos padres emplean una forma especial para hablarles a sus pequeños. Por ejemplo, al usar un lenguaje sencillo, recurren a la expresión del rostro y modifican la voz, hablando en ocasiones muy lentamente y como cantando. Observen cómo sus pequeños les prestan atención al ustedes hablarles con una voz afectada.
Al hablarle a sus bebés (incluso con voz afectada) ustedes los inician en la dinámica de hablar y escuchar. Aunque inicialmente ellos no comprendan lo que se les dice, en sus cerebros se están fortaleciendo las conexiones necesarias para el lenguaje. Observen como los miran los niños cuando ustedes les hablan. Al hablarles, acérquense para que ellos puedan verles los labios. Cuando ellos produzcan sonidos y balbuceen, demuéstrenles su emoción. De esta forma los animarán a hablar más. Jueguen juntos, por ejemplo, a desaparecer y aparecer (“peek-a-boo”), ya que con esta clase de juego se les enseña la dinámica de turnarse que equivale a hablar con los demás. Háblenles durante el día a medida que los alimenten, los bañen, o les cambien el pañal, y háblenles sobre lo que ustedes estén haciendo: “Ahora vamos a ponerte la camiseta roja”, o “Vamos a lavarte las manos”. Mantengan presente que lo que conecta el cerebro infantil para el lenguaje es escuchar los sonidos, incluso mucho antes de que los pequeños puedan comprender lo que significan las palabras.

La conversación con los niños pequeños
Para hablar con los pequeños no se requiere tener un extenso vocabulario, ya que todas las palabras les son totalmente nuevas. Ellos aprenderán nuevas palabras a medida que ustedes les cuenten historias, les lean y jueguen con ellos. Además a los pequeños les fascina repetir palabras, una y otra vez.
Por lo regular, los niños comienzan a hablar en frases de una o dos palabras como “pelota” o “carrito mío”. Ustedes pueden ayudarles ofreciéndoles las palabras que necesitan. “¡Mira qué pelota tan bonita!, o ¿Quieres jugar con tu carro? Aquí tienes. Vamos a hacerlo rodar”.
Cuando sus pequeños estén tratando de expresar sus emociones ofrézcanles las palabras que necesitan. Si se disgustan, déjenles saber que ustedes los comprenden, incluso cuando no puedan hacer lo que quieren. Por ejemplo, díganles: “Sé que estás disgustado porque querías subirte otra vez en el carrusel, pero ya es hora de irnos. No te preocupes, que podemos regresar mañana”. Al hacer esto, ustedes le están ofreciendo a sus pequeños las destrezas necesarias para manejar sus emociones.

La conversación con los preescolares
A medida que ustedes juegan con sus hijos lo más natural es hablarles y escucharlos. Una buena idea es usar este tiempo para describir lo que ustedes vean y formularles preguntas que los animen a responderles. Los siguientes son unos cuantos ejemplos:
                        “Mira todas las semillas que hay junto al árbol. ¿Quieres que las recojamos? ¿En qué podemos guardarlas?”
                        “Ya casi regresa tu hermanita de la escuela. ¿A dónde quieres que la esperemos?”
                        “Hiciste muchos dibujos hoy. Cuéntame algo sobre ellos”.
A los preescolares les fascina jugar con las palabras y hacer rimas. Enséñenles algunas rimas infantiles o dichos graciosos. Los niños que pueden jugar con el lenguaje desarrollan las destrezas necesarias para aprender a leer. A continuación les presentamos algunas sugerencias:

CÓMO ENSEÑARLES A LOS PEQUEÑOS A EXPRESAR LAS EMOCIONES Y A CONTROLARSE

                                                     Ofelia  Muñoz  Vargas                                                                 

¿Ustedes conocen personas a quienes consideren hábiles con las emociones o, en otras palabras, “sintonizadas”? Estas personas saben expresar lo que sienten y, además, parecen saber cómo se sienten los demás. Las personas sintonizadas también saben como controlar sus emociones fuertes, de manera que no tienen que actuar impulsivamente.
Se dice que aquellas personas que saben manejar sus emociones tienen inteligencia emocional. Pero, ¿qué importancia tiene dicha inteligencia emocional? Nada menos que la probabilidad de que los niños emocionalmente inteligentes se sientan más a gusto y disfruten más la escuela. Además, estos niños parecen llevarse mejor con los demás y, por lo regular, se sienten aceptados, saben trabajar en grupo y es mucho menos probable que pierdan el control y que tengan problemas de conducta. De hecho, muchos investigadores creen que la inteligencia emocional puede ser un buen factor de predicción del éxito en la vida en general.
La mayoría de los padres está de acuerdo en cuanto a desear que sus hijos cuenten con estas destrezas. Pero lo que muchos no saben es que aprender a expresar las emociones y a controlarse comienza durante los primeros cinco años de vida. En este período los padres pueden realmente hacer una diferencia.
La sintonía
La manera en que ustedes pueden enseñarle a sus bebés a expresar las emociones es sintonizándose con ellos. Los científicos le llaman a esto sintonía. Estar sintonizados quiere decir que ustedes comprenden lo que sienten sus pequeños y que les dejan saberlo. Al sintonizarse con las emociones de sus pequeños, ustedes les ayudan a fortalecer las conexiones cerebrales que producen dichas emociones. De hecho, ustedes están conectando su cerebro para comprender las emociones y para pensar. Es decir, ustedes le están ayudando a sus hijos a desarrollar la inteligencia emocional.
Para sintonizarse es preciso ser un gran observador. A medida que observen lo que hacen sus pequeños y escuchen lo que dicen, pueden preguntarse a ustedes mismos:

·         ¿Qué estará sintiendo mi bebé?
·         ¿Cómo debo responder?
·         ¿Cómo puedo dejarle saber que le entiendo?

A medida que ustedes se familiaricen con su bebé, más se sintonizarán con lo que él o ella siente. Así, podrán responderle en formas que le enseñen a expresar las emociones.
0Estar sintonizados es actuar como un espejo en el que se refleja aquello que ustedes piensan que su bebé siente. Los siguientes son unos cuantos ejemplos.









Si su bebé
Ustedes pueden
¿Por qué es esto importante?
les sonríe
sonreírle, mover la cabeza, hablarle.
Porque les enseña cómo relacionarse con otros y cuánto se les ama.
es sorprendido por un sonido súbito y llora
abrazarlo y acariciarlo diciendo: “¡Qué ruido! No importa. No pasó nada”.
Porque se les demuestra que no hay peligro y que ustedes comprenden como se sienten.
se emociona al ver un perrito
expresar emoción también y decir: “Mira, ¡qué lindo el perrito!”
Porque así se les estimula a explorar el mundo y se fortalece la sensación de alegría.
ve a alguien desconocido (conocido por ustedes) y grita asustado
permanecer con su pequeño y tranquilizarlo presentándole a la persona.
Porque les ayuda a confiar en los demás y a superar su temor a las personas desconocidas.






















A medida que sus pequeños crezcan, ustedes podrán hablarles más sobre las emociones, de manera que aprendan las palabras que les permitan expresar lo que sienten. Aquellos niños que al sentir emociones intensas aprenden a usar las palabras, en lugar de sus puños, aprenden a controlarse. Ellos sabrán cómo se sienten y podrán dejárselo saber a los demás sin actuar inpulsivamente. Los siguientes son unos cuantos ejemplos.
Si su pequeño
Ustedes pueden
¿Por qué es esto importante?
llora cuando ustedes lo llevan al wawawasi  o al centro educativo inicial
quedarse unos minutos con él o ella, ayudarle a encon-trar algo que hacer, o decirle: “Aquí vas a estar bien y mientras yo no esté Vilma va cuidarte. Yo volveré más tarde para llevarte a casa”.
Porque los pequeños necesitan tiempo para sentirse a gusto en un lugar nuevo y para confiar en que ustedes regresarán a recogerlos.
orgullosamente le muestran uno de sus dibujos
dedicarle su atención y comentar. –“!Qué dibujo tan lindo!, ¿cuéntame qué es lo que más te gusta de él?”.
Porque fortalece la confianza de los pequeños , los anima a hablar sobre lo que han hecho.
le tira arena a otro pequeño que trata de agarrar su pala
decirle: “No debemos arrojar arena. Tirar arena hiere. Háblale a Anita. Dile: Yo estoy jugando con la pala. Yo te la presto después”.
Porque así ustedes les ayudan a controlarse y les ofrecen las palabras que necesitan para expresarse