martes, 18 de octubre de 2011

LA CALIDAD EDUCATIVA

                                             LA CALIDAD EDUCATIVA
                                                                                                  
                                                                                                           Ofelia Muñoz Vargas

En el plano de lo que denominamos procesos educativos se puede centrar la calidad en los medios o en los resultados. No es infrecuente que se identifique la calidad de un centro con la de sus instalaciones o su organización, o que se utilice como indicador de la mejora de un sistema educativo la disminución de la proporción entre profesor y alumnos o el número de ordenadores por centro. Estos pueden ser, sin duda, elementos importantes, pero sólo podrán ser considerados factores de calidad si contribuyen a la obtención de mejores resultados educativos. Bert Creemers (1997), uno de los más prestigiosos investigadores del tema, lo afirma de modo contundente:

"En última instancia los criterios de eficacia se deben formular en función de los resultados de los alumnos; estos resultados determinan finalmente la calidad de una escuela y de la educación en general. Es obvio que se pueden señalar indicadores de calidad de cada uno de los componentes (del proceso educativo), pero es más importante considerar las relaciones existentes entre ellos, sincronizados adecuadamente, y su relación con los resultados de los alumnos".

Calidad implica pues, siempre, resultados, pero dando a la palabra resultados un sentido amplio, que incluya no sólo los logros académicos sino el desarrollo de todas las facetas de la formación humana. Y, además, hay que tener en cuenta lo dicho anteriormente, los resultados han de ser medidos en función del contexto y del punto de partida y han de referirse a la totalidad de los alumnos, sin exclusión. Por eso, es buena definición de Mortimore (1991):

"La escuela de calidad es aquella que promueve el progreso de sus estudiantes en una amplia gama de logros intelectuales, sociales, morales y emocionales, teniendo en cuenta su nivel socioeconómico, su medio familiar y su aprendizaje previo. Un sistema escolar eficaz es el que maximiza la capacidad de las escuelas para alcanzar esos resultados".

Avanzando un poco más, la calidad puede considerarse desde el punto de vista de los factores del proceso educativo que parecen estar relacionados con el logro de buenos resultados o desde la óptica del modo en que los centros llevan a cabo sus mejoras. Ambas cosas son fundamentales: no debería emprenderse el logro de la calidad sin intentar previamente saber qué hace mejor a un centro educativo; pero, a su vez, no basta con saber cuáles son los factores de calidad si no se prevé y emprende el proceso de implantación de las mejoras.

Es importante no perder de vista la complejidad del hecho educativo: la calidad no se consigue sólo cambiando el curriculum, ni con más recursos, ni sólo cambiando el modo de gestión, ni siquiera -con ser esto imprescindible- logrando una mejora sustancial de la formación y la motivación de los profesores.

Todas estas variables y otras muchas están relacionadas entre sí y, por tanto, los cambios tienen que ser considerados de modo sistémico. Lo que excluye la improvisación y la simplificación y da a la búsqueda de la calidad en educación una densidad inagotable.

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